Rambleta estrenará dentro de su programa anual de coproducciones, como respaldo a la creación y a las artes escénicas, ‘Una vez, una casa’, el nuevo espectáculo de Wichita Co., escrito y dirigido por Víctor Sánchez y protagonizado por Silvia Valero, Rebeca Valls y Paula Puchalt.
La historia que dispara este texto existe. Pasó. Es real. Es la historia de Mariana Callejas y su marido Michael Townley la que germinó este espectáculo. Víctor Sánchez explica sobre su texto que “todo cuento debe contar siempre dos historias”. Una de las historias de este texto nos habla de dos amigas que se conocieron en un taller de literatura porque las dos querían ser escritoras. Tiempo después, cuando la historia de su vida y la de su país parecen hacer aguas, se reencuentran con el aparente objetivo de recuperar su amistad. Pero hay otra historia que se irá revelando indefectiblemente.
El espectador, señala el dramaturgo, debe entrar en ese espacio escénico sin conocer, con los ojos vendados, sin saber qué lugar habitará durante la duración de la pieza. “Igual que La Visitante, el público entrará sin saberlo en la boca oscura del lobo”.
Se trata de una puesta en escena que pone especial énfasis en lo experiencial, en lo inmersivo, en el environment, para crear un espectáculo íntimo, conducido por el trabajo actoral, rodeado de un espacio sonoro que no subraya ni contextualiza, sino que conduce a esa sensación fronteriza, ese umbral entre lo familiar y lo siniestro que hace que se nos encoja el corazón a la espera de que todo sea una pesadilla de la cual escapar cuando se acabe el sueño, que todo sea mentira y que no suceda lo peor.
Este texto, explica Víctor Sánchez, “nace de una fabulación que a su vez nace de un miedo: ¿y si la deriva política de nuestro país nos conduce a un Régimen populista, a una democracia autoritaria como la que existe en Turquía, Rusia o Hungría? ¿Y si dentro de unos años vemos a compatriotas nuestros elegir la vía del exilio? ¿Y si volviera la privación de libertad, la vulneración de los derechos humanos, la violencia de Estado? ¿Qué haríamos por seguir viviendo? ¿De qué lado se posicionarían nuestros escritores?”
“Ante el miedo, la mejor medicina siempre ha sido y será la luz del arte”, afirma, “ante todo ese miedo y preocupación fui capaz de tejer este texto en el que dos amigas se reencuentran después de largos años sin verse. Lo que parece una reunión inocente, un ponerse al día, oculta una realidad terrorífica”.